Por la incertidumbre sobre la definición del acuerdo con el FMI y el impacto que tendrá la guerra de aranceles, mientras falta que la Argentina estipule cómo quedarán las tasas que le cobrará a los Estados Unidos y si puede negociar una rebaja, los analistas anticipan una semana caliente en los mercados.
Las acciones terminaron el viernes con un recorte en Wall Street de cerca del 10%, mientras que los bonos en dólares cayeron un 4%. Los ADR se hundieron hasta un 20% y el S&P Merval cedió un 12%. El riesgo país saltó a 925 puntos y el Banco Central volvió a vender divisas: se desprendió de US$ 31 millones y las reservas cayeron más de US$ 600 millones la semana pasada (cerraron en US$ 25.119 millones). En tanto, los dólares financieros superaron los $ 1.330.
A la par que J.P. Morgan, el banco de inversión más grande del mundo, elevó a 60% la probabilidad de una recesión mundial por los aranceles de Donald Trump, como lo advirtió su economista jefe, Bruce Kasman; los exportadores nacionales ya prevén una merma en las ventas a los Estados Unidos, lo que se traduciría en un menor comercio bilateral y, por ende, en un menor ingreso de dólares.
En paralelo, la Argentina busca discutir un desembolso inicial mayor a los US$ 8.000 millones que Kristalina Georgieva, la titular del Fondo, prometió, de un total de US$ 20.000 millones estimado para el próximo programa. “Es probable que la Argentina esté buscando aumentar ese giro”, dijo el viernes una fuente que pidió anonimato desde los Estados Unidos.
Esta semana, será clave también porque el jueves se conocerá el dato de inflación de los Estados Unidos, que podría ubicarse en 2,5%, y así anticipar los próximos pasos de la Reserva Federal; mientras que al día siguiente, el viernes, el Indec publicará el IPC de marzo, que podría dar, según los pronósticos privados, hasta un 2,7%, por encima del 2,4% de febrero.
“Todavía se está haciendo la digestión de los efectos múltiples que puede tener la decisión estructural del gobierno de los Estados Unidos de modificar el comercio y las inversiones globales”, analizó Ricardo Delgado, de Analytica.
“Eso va a seguir golpeando duramente los mercados internacionales y por supuesto el caso argentino, al que se le suma la incertidumbre respecto de cuándo terminará y de qué manera cerrándose el acuerdo con el Fondo. El Gobierno debería dar algunas señales económicas para evitar que los cimbronazos internacionales continúen golpeando a los activos financieros y al dólar”, señaló.
“Un escenario global probable de recesión va a impactar a la economía local e, insisto, hay que empezar a tomar nota de que el cambio del mapa global exige ya un esquema nuevo de política económica. Veremos de qué manera reacciona el Gobierno, si profundizando lo que viene haciendo que tiene, a mi criterio, poco recorrido si no hay financiamiento externo (lo que va a ser difícil en este nuevo cuadro) o si empieza a modificar los parámetros centrales de su política”, remarcó Delgado.
Por su parte, Gabriel Caamaño, socio de Outlier, anticipó que “va seguir la volatilidad al calor de la incertidumbre que rodea los detalles del acuerdo con el FMI y las idas y vueltas en la guerra comercial”. “Cualquier señal de flexibilización por parte de Trump va a ser tomada de forma positiva y cualquier respuesta con una suba de aranceles por parte de Europa u otro socio comercial de peso va a profundizar el sentimiento negativo”, repasó.
“A nivel local, las tasas de los futuros volvieron a alejarse de las tasas en pesos al cierre de la semana pasada y eso no es bueno para el mercado de cambios oficial. En paralelos también es esperable que siga la presión en la medida que no haya novedades positivas concretas sobre el acuerdo con el FMI”, advirtió.
“A la Argentina, este marco global la encuentra fortalecida en lo fiscal, pero vulnerable en su frente externo. Más allá de que el dólar se ha depreciado fuertemente en estos días como consecuencia de mayores probabilidades de recesión, cuando un país grande impone aranceles, el resultado general es que el resto de las monedas se deprecian frente al dólar para compensar la modificación de los precios relativos que el arancel impuso. Y nosotros, hasta nuevo aviso (o hasta el acuerdo con el Fondo) seguimos atados al dólar con el crawl”, destacó LCG en su análisis semanal.
Y concluyó que, frente a dificultades para acumular divisas y con reservas exiguas, el panorama introduce dificultades adicionales no sólo por la baja de la soja y el petróleo, sino también para “calibrar una estrategia cambiaria saludable”: “En un contexto que se requiere flexibilidad, estamos encorsetados con la premisa de que no tienen que haber movimientos cambiarios hasta las elecciones. O tal vez esta sea la excusa perfecta para rever la estrategia cambiaria”.