martes, 22 de abril de 2025 03:48
Como buen argentino, Francisco era futbolero, y declarado simpatizante de San Lorenzo de Almagro.
Aunque San Lorenzo fue fundado por un cura, Lorenzo Massa, y muchos sacerdotes son de ese club, el amor de Francisco tenia un origen estrictamente deportivo: tenía nueve años cuando el equipo de Pontoni, Martino y Stiva fue campeón en 1946, después de enhebrar una serte de victorias contra Boca, River, Racing, y esa campaña desató su fervor.
Hasta que fue elegido papa, vattos primeros de abril, aniversario de la fundación de San Lorenzo, Bergoglio oficiaba la misa en la capilla del club. También le gustaba dar misa en la Villa Olmpica: desde el púlpito podía ver el estadio Nuevo Gasómetro.
En 2008, el año del centenario, el entonces Arzobispo de Buenos Aires ato musa en el oratorio de San Antonio, un lugar simbólicamente muy fuerte, porque alli fue donde se fundó el club.
Dice la leyenda que también iba a visitar a los jugadores en el vestuario antes de algunos partidos, y que en una ocasión el técnico Altilio Basile se molestó y lo hizo echar, claramente sin saber que ese «cura entrometido», luego sería nada menos que el Papa.
*Rezo para que se pinche el globo’. De inmediato se tomó de lecturas por líticas sugiriendo que se oponía a Mauricio Macri y Camblemos, que utilizaban globos amarillos en su campaña. Pero el sentido era otro: Francisco se refería a Huracán, máximo rival de San Lorenzo, equipo que tiene como escudo un Globo y estaba a punto de jugar la final de la Copa Sudamericana.
«Siempre me gustó jugar al fútbol, daba igual que no fuera muy bueno. En Buenos Aires, a los que eran como yo los llamaban «pata dura». Algo así como tener dos ples izquierdos. Pero jugaba*, recordaba el propio Papa en su biografia.