sábado, 3 de mayo de 2025 10:00
En medio del frenesí televisivo, los recuerdos musicales de Marixa Balli siguen vibrando con fuerza. Esta semana, la panelista de LAM sorprendió a sus seguidores al compartir en sus redes sociales una visita improvisada al estudio de grabación donde nació una de las canciones más icónicas de su carrera: Cachaqueando, conocida popularmente como La Cachaca. “Hola, amores, les voy a mostrar un estudio de grabación donde grabé La cachaca”, expresó, cámara en mano, al abrir las puertas de ese pequeño santuario artístico escondido entre telas y vestigios de otras épocas.
El espacio, algo caótico y reducido, fue mostrado con orgullo y una cuota de humor. Apenas se pudo ver “la pecera”, como ella misma bautizó al recinto donde se realizan las tomas vocales, y un techo que eligió enfocar antes que revelar el evidente desorden. “Podemos decir que ese estudio es histórico”, afirmó con una sonrisa nostálgica. Y agregó: “Es un emblema, La Cachaca. Y no voy a mostrar más porque es un quilombo, voy a mostrar el techo para que no vean que es un desorden, ¡por Dios!”.
Ese lugar, más allá de su desprolijidad, representa un punto de inflexión en su carrera como cantante y bailarina. Fue allí, en ese rincón casi olvidado, donde se registró la canción que terminó convirtiéndose en un fenómeno popular y en símbolo de una era musical atravesada por lo tropical y lo kitsch. En palabras simples, allí comenzó la leyenda sonora de Marixa.
Pero la sorpresa no se limitó al costado más íntimo y descontracturado de la artista. En paralelo a ese universo creativo, su hogar ofrece un contraste absoluto: elegancia y sofisticación en estado puro. La propiedad, ubicada en una de las zonas más exclusivas de Buenos Aires, fue retratada como un espacio cuidado hasta el más mínimo detalle. Una verdadera joya arquitectónica donde el diseño moderno y los toques clásicos conviven con armonía.
El recorrido visual reveló jardines frondosos que rodean la casa y actúan como refugio verde, lejos del bullicio de la ciudad. En el interior, los ambientes respiran amplitud gracias a una paleta de colores blancos y negros, acompañados por destellos dorados que suman majestuosidad sin caer en el exceso. Cada rincón parece pensado para destacar una estética sobria pero impactante, donde la luz natural se convierte en protagonista, realzando texturas, materiales y formas.
El living, por ejemplo, es un manifiesto de estilo. Muebles de líneas limpias, obras de arte seleccionadas con curaduría y una disposición que privilegia la fluidez y el descanso visual. Allí, Balli deja en claro que el glamour no está reñido con el buen gusto, y que su figura pública siempre fue el reflejo de una vida equilibrada entre lo exuberante y lo íntimo.