domingo, 8 de junio de 2025 01:56
Aprender un nuevo idioma es como abrir una ventana a un universo distinto, pero además de los beneficios culturales y sociales, aprender otro idioma tiene impactos positivos profundos en nuestro cerebro. Desde la mejora de nuestras habilidades cognitivas hasta la protección contra enfermedades neurodegenerativas, las ventajas de ser políglotas son muchas y científicamente comprobadas.
¿Por qué aprender un idioma
es bueno para el cerebro?
La capacidad de comunicarnos en más de una lengua es mucho más que una habilidad social; es una poderosa herramienta de entrenamiento para el cerebro. La práctica constante y la exposición a diferentes estructuras lingüísticas potencian la plasticidad cerebral, lo que significa que nuestro cerebro se vuelve más habilidoso para formar nuevas conexiones neuronales y adaptarse a nuevos retos cognitivos.
Aprender un idioma implica no solo memorizar vocabulario y gramática, sino también comprender y poner en práctica nuevos patrones de pensamiento. Este ejercicio mental promueve la agilidad mental y mejora aspectos como la atención, la concentración y la multitarea.
Según diversos estudios, ser bilingüe puede incluso retrasar la aparición de síntomas de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Esto sugiere que los beneficios para el cerebro de aprender otro idioma son tanto inmediatos como a largo plazo.
Beneficios cognitivos
La mejora de la función ejecutiva: habilidades cruciales para la planificación, la resolución de problemas y la atención selectiva.
La habilidad de alternar rápidamente entre tareas (switching), útil en entornos multitarea.
La mejora en la memoria de trabajo, esencial para la manipulación mental de la información.
La habilidad de filtrar y manejar mejor las distracciones, manteniendo el enfoque en lo que es importante.
Además, el bilingüismo ha demostrado ser un factor en la mejora de la percepción social y la empatía, ya que aprender un nuevo idioma a menudo va de la mano con la comprensión de una nueva cultura.
Aprender un idioma ejercita la memoria de diversas formas. Al recordar vocabulario y gramática, el cerebro fortalece su capacidad para retener información. Además, la práctica constante de un idioma extranjero mejora la llamada memoria episódica, que es la que nos permite recordar nuestras experiencias pasadas.
Los ejercicios de memorización y las prácticas de conversación incrementan la actividad en áreas del cerebro asociadas con la memoria, como el hipocampo y ciertas regiones del lóbulo frontal.
El uso de un segundo idioma también incrementa la materia gris en el cerebro, particularmente en las áreas relacionadas con la memoria, el lenguaje y la atención.
Prevención de la demencia
y el Alzheimer
Entre los beneficios para el cerebro de aprender otro idioma se encuentra la prevención de la demencia y la enfermedad de Alzheimer. Varios estudios han encontrado que los bilingües muestran síntomas de estas enfermedades hasta cinco años más tarde que los monolingües.
El esfuerzo cognitivo requerido para manejar dos o más lenguas parece aumentar la “reserva cognitiva” del cerebro, ayudándolo a mantenerse funcional a pesar de los daños asociados con la edad o estas enfermedades.
El aprendizaje de idiomas no solo puede retrasar la aparición de la demencia, sino que también puede contribuir a una recuperación más rápida y eficiente de los eventos cerebrovasculares como los accidentes cerebrovasculares.
El impacto de los idiomas en la creatividad
Al enfrentarse a la necesidad de expresar conceptos en un idioma diferente, el cerebro debe encontrar maneras creativas de comunicar la misma idea. Esto fomenta el pensamiento divergente, una forma de creatividad que implica buscar múltiples soluciones a un mismo problema.
El bilingüismo también promueve la flexibilidad mental, esencial para la adaptación a situaciones nuevas y la resolución de problemas en entornos cambiantes.
La habilidad de pensar en dos idiomas permite abordar los problemas desde distintas perspectivas, lo que puede conducir a conclusiones más innovadoras y eficientes.
Todos estos beneficios aparecen siempre, pero se potencian cuando se pueden aprender idiomas desde una edad temprana.