La Enfermedad no se encierra

Sr. Gobernador de la Provincia de Catamarca Raúl Jalil:

Le escribo como psiquiatra, pero también como hermano. Mi hermano padeció un brote psicótico que lo llevó a perder el juicio de la realidad. En lugar de recibir atención médica, fue llevado a la cárcel. Hoy ya no está preso, pero si no se le brinda contención institucional adecuada, corre el riesgo de volver a estarlo. Esta situación refleja una realidad preocupante: en Catamarca la falta de políticas públicas sólidas en salud mental hace que personas enfermas terminen siendo criminalizadas. La cárcel se está usando como sustituto de un sistema de salud mental que no existe. Como profesional de la salud mental, sé que un brote psicótico no es un acto voluntario ni deliberado. Como familiar, sé lo que significa ver a alguien que uno quiere encerrado cuando necesita ser tratado, acompañado y contenido. No se trata de impunidad, sino de justicia.

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Quiero expresar mi profunda preocupación por la falta de estructura y políticas públicas eficaces en el área de salud mental en la provincia. Esta situación ha llevado a una consecuencia tan injusta como alarmante: muchas personas con enfermedades mentales terminan en cárceles, tratadas como delincuentes, en lugar de recibir el tratamiento que necesitan. Es indignante que, en pleno siglo XXI, el sistema carcelario se utilice como reemplazo de un sistema de salud mental que debería existir y funcionar. Esta es una forma de violencia institucional que vulnera los derechos humanos de personas que necesitan contención, medicación y acompañamiento.

No podemos seguir ocultando esta realidad tras rejas. Le pido, con urgencia y de manera personal, que se envíe un equipo de salud mental para asistir a mi hermano y que usted mismo garantice su internación en una institución adecuada. Y si no cuenta con la misma en la provincia, en otra. No puede volver a ser castigado por estar enfermo. Él necesita tratamiento, no encierro. Si se ha usado la infrastructura gubernamental para castigar a un enfermo se que se puede usar la misma para ayudar. La diferencia entre ser un héroe o un villano es sutil. Sé que usted usará su poder y el de su familia, para poner la salud mental en manos del pueblo, y no la fuerza del pueblo para que su familia y usted tengan poder. Mi hermano al igual que mucha gente, apostó y creyó en usted y en sugestión, espero que ahora usted, apueste y le ayude a él.

Y un detalle más, la familia de un enfermo mental, también enferma. No descuide a esas madres que sufren y a esos padres que enloquecen hasta ser el hazmerreír de la gente. Nadie está exento de sufrir enfermedades mentales. Nadie debe ignorar lo que tarde o temprano aparecerá en la vida de nuestros familiares, amigos o el pueblo que usted administra.

Un cordial saludo.

Dr. Filippin

DNI 25.746.522