miércoles, 25 de junio de 2025 16:00
Mauro Icardi atraviesa uno de los momentos más sensibles de su vida personal. Mientras se prepara para su inminente mudanza a Turquía por compromisos profesionales, el delantero argentino enfrenta una situación dolorosa: no podrá llevarse a sus hijas, Francesca e Isabella, fruto de su relación con Wanda Nara.
El conflicto con su expareja se volvió aún más tenso a medida que se acercaba la fecha de partida. Las niñas expresaron ante la Justicia su deseo de ver a su papá, pero con una condición clara: no quieren compartir tiempo con la actual pareja de Mauro Icardi, Eugenia “la China” Suárez. Esta postura encendió nuevas alarmas y complejizó aún más el vínculo familiar.
Mauro Icardi, angustiado por la distancia y la imposibilidad de compartir momentos con sus hijas antes de viajar, presentó una solicitud urgente ante el juez. En ella, dejó en claro su desesperación: pidió poder ver a Francesca e Isabella antes de mudarse definitivamente a Estambul. “Se me acaba el tiempo”, advirtió, dejando ver su fragilidad emocional ante una separación que no es solo geográfica.
Además, el futbolista confirmó que por ahora sus hijas no viajarán con él. La decisión parece definitiva, al menos a corto y mediano plazo. Sin embargo, Mauro Icardi insiste en que desea mantener y fortalecer el vínculo con ellas, y que no está dispuesto a resignarse a una relación rota por la distancia o el conflicto parental.
En medio de este doloroso escenario, el futbolista también mostró preocupación por el impacto emocional que esta situación podría tener en las niñas. Cree que la negativa a compartir momentos con su nueva pareja es producto de una influencia externa y no de un rechazo genuino. Por eso insiste en que se les permita interactuar con la familia ensamblada que él ha formado, en un intento por recuperar cierta normalidad.
Una de las cuestiones que más preocupa a Icardi es la negativa de las niñas a compartir tiempo con la familia ensamblada que él conformó con La China Suárez y los hijos que ella tiene de relaciones anteriores. “Se busca restablecer el sano vínculo que existía antes del odio que recibieron”, expresó en su pedido judicial, apuntando contra Wanda Nara por influir en la opinión de las nenas.
El rosarino está convencido de que la convivencia previa entre las niñas y su actual pareja había sido positiva, y que el quiebre reciente responde a tensiones generadas a partir del 6 de enero, fecha clave en el conflicto familiar. Desde entonces, asegura, se instaló un clima hostil que él considera injusto y perjudicial para todos.
Por el momento, la situación parece estar lejos de una solución. Wanda Nara sigue a cargo del cuidado de sus hijas, con quienes convive y protege del escándalo mediático. Mientras tanto, Mauro Icardi hace las valijas con el corazón roto, sabiendo que su próximo destino lo aleja, quizás por mucho tiempo, de lo que más ama.
El traslado a Turquía, que en otros contextos podría representar un nuevo comienzo, hoy se vive como una despedida forzada. Icardi sabe que no hay gloria deportiva que compense la ausencia de sus hijas, ni contrato millonario que le devuelva la paz emocional.
Mientras los abogados de ambas partes siguen moviéndose en los tribunales, Mauro Icardi se despide de Argentina cargando una mochila emocional pesada. Se va físicamente solo, pero emocionalmente más cargado que nunca, con la esperanza de que el tiempo y el amor de padre logren reparar lo que hoy parece fracturado.