Mas Noticias

Microteatro. El breve momento en el que todo es posible

La idea nació en un prostíbulo abandonado de Madrid hace casi 20 años. Hoy hay sedes en diferentes partes del mundo. Buenos Aires tiene la suya en el barrio de Villa Crespo. Un lugar en donde el arte juega con la percepción del tiempo para poder resistir.

Último aviso: La siguiente obra está por comenzar. La pantalla en donde figuran los horarios se vuelve roja. Unas 15 personas suben una escalera y esperan en un pasillo. Algunas tienen copas de vino en sus manos, otras charlan expectantes. Hay varias puertas numeradas. «Pueden pasar» invitan. La habitación es de 15 metros cuadrados y los actores y actrices están en acción. Como si ya hubiese sucedido algo. La gente se ubica a un metro de los artistas. Pueden ver hasta las pequeñas gotas de sudor en sus rostros, también olerlos. Parece un acto voyerista. Como leer el mensaje de un teléfono ajeno entre la concurrencia del subte. El conflicto sucede y tiene su desenlace. El público aplaude y la realidad se devela ¿Han pasado solo 15 minutos?

Los pensadores de la Antigua Grecia se referían al tiempo de dos maneras. Por un lado, lo cronológico y cuantitativo. Todo lo que podía ser medido. Lo llamaban Kronos; por el otro, lo indeterminado, oportuno y cualitativo. Todo lo que no puede ser medido debido a la carga emotiva que posee.  A esto lo llamaban Kairós. Esta diferencia entre ambos se mantiene vigente en la sociedad moderna. Invita a pensar sobre la subjetividad del tiempo. Más aún en una época de manifestaciones fugaces. La intensidad del estímulo derriba cualquier tipo de certeza material. Los dos tiempos se entremezclan en nuestra vida. También en el Microteatro.

«A veces vas a ver obras y sentís que duran una hora. Se juega con la variación de la temporalidad en escena. El desafío es que el público se olvide del tiempo cotidiano», dice el dramaturgo Fernando Cellier que ya estrenó 9 guiones en este circuito. En este momento, tiene en cartel Para siempre juntos, dirigida por Marianela Pensado. La obra presenta la relación tóxica entre un hombre que cumple años y su hermana quien trae a un pretendiente al festejo. «Mis obras responden a una estructura clásica con giros, no son un sketch. Aunque también siento que una dramaturgia seria tiene la obligación de ser entretenida», concluye.

Finalizada la obra, el público vuelve a bajar la escalera. La espera se hace en el bar. Se bebe y se come. Los tragos se pueden subir, la comida no. En la pantalla ya figuran las próximas. Se suceden una detrás de la otra. Se repiten varias veces durante la noche. «El  formato de repetir en un día, 4 o 5 veces, nos da revancha permanente y la posibilidad de probar diferentes cosas», explica Serrana Díaz, una de las actrices de Ella sabe todo. Su personaje es el de una empleada doméstica que amenaza con contar los secretos de una pareja acomodada si no le reconocen sus derechos laborales. «Que sea un espacio pequeño permite que uno se pueda acercar, los pueda tocar, les pueda hablar directamente. Se rompe un poco  con el teatro tradicional».

Cada mes hay una temática diferente que atraviesa el drama. En este caso, es el dinero. Las curadoras reciben el material y deciden cuáles cumplen con las condiciones de ser estrenadas. Las elegidas se reparten entre los días y horarios en que abre este galpón fabril devenido en subterfugio artístico, 12 obras por jornada. De miércoles a domingo, desde las 20 horas hasta pasada la medianoche. A un precio, que varía según el día, de 6 mil a 9 mil pesos. Público y artistas se pasean por las instalaciones. Suben y bajan la escalera. Calculan el itinerario adecuado para disfrutar del teatro, pero también de una pausa reflexiva. Se toman el tiempo de analizar esos 15 minutos que alteran el tiempo. Usan el kronos para disfrutar el kairós.

«Las redes se llevan gran parte de nuestra atención y esto va en contra de sentarse una hora a ver un espectáculo en vivo sin usar pantallas», reconoce el director Andrés Passeri. Su pieza Una piba como vos reflexiona sobre las relaciones de pareja. Con solo una grada y una tela de fondo, invita a imaginarse una tarde en el Parque Centenario siendo testigos de la complicada comunicación que existe entre dos jóvenes. «El hecho de que el público esté tan cerca nos permite trabajar con la sutileza, una energía actoral más cercana a lo audiovisual».

El microteatro nació en un barrio de Madrid llamado Malasaña de manera impensada. El ayuntamiento prohibió las actividades en la zona porque abundaba el comercio sexual. Entonces, algunos artistas, a modo de protesta, ocuparon uno de los prostíbulos. Comenzaron un proyecto teatral que usaba las habitaciones del establecimiento como salas. Las funciones se hacían en tanto y cuanto hubiese espectadores. Se repetían varias veces al día. Fue tan exitosa la propuesta que se volvió permanente. El germen tomó fuerza en la resistencia. Una palabra siempre relacionada con el arte. Más ahora y en nuestros lares, donde al cambio generacional se le suman los problemas económicos.

«El teatro se está ayornando. Hay un público que responde a estímulos directos y efímeros. El arte está intentando entender esta nueva forma de comunicar. Eso no quiere decir que reemplace lo anterior», confiesa Serrana Díaz. «Creo que es una época avasallante en cuanto a estímulos. En este sentido, los que nos dedicamos a esto, seguimos buscando la forma de resistir», reconoce Andrés Passeri. El microteatro interpela la relación del arte con el tiempo en una época de sensaciones efímeras. La duración de la obra es la ilusión del espectador. El fabulista Esopo de la Antigua Grecia lo entendía bien. Sus historias breves sobrevivieron al tiempo. Cuando le pidieron definir al Kairós sentenció: «El  breve momento en el que todo es posible». Algo parecido pasa en Microteatro Buenos Aires.

Jorge Sebastián Comadina

Más Noticias

Nuevo operativo en El Portezuelo: secuestran más de 10 kilos de marihuana

Tres personas fueron detenidas durante un operativo de control realizado por...

El oficio del historiador: la duda como trinchera

5 de julio de 2025 - 11:26 Bendito sea quien interroga las huellas, el que no se conforma...

Creció la venta de electrodomésticos: un producto se convirtió en el favorito

El mercado de tecnología y bienes durables registró un crecimiento de...