La presentación organizada por el querido “Negro” Aroca contó con la participación de un selecto grupo de artistas de varias disciplinas que colaboraron en la puesta de una velada que se disfrutó de principio a fin. En definitiva, un público que desafió las bajas temperaturas de la temporada y dejó sin asientos libres la sala “Juan Oscar Ponferrada” del complejo municipal para asomarse a la primera entrega de una trilogía que anuncia el reconocido autor.
Con relación al contenido del libro, el auditorio escuchó las palabras del escritor y editor Enrique Traverso y luego el autor de Migrantes se tomó unos minutos para agradecer y hacer algunas consideraciones. “Es una bocanada de aire fresco que tanta gente se convoque para la presentación de un libro. Son luchas que hay que seguir dando. En Catamarca todavía no descubrimos la fórmula para vivir del arte y prueba de ello es que todas las personas que hemos trabajado en este proyecto lo hicieron sin cobrar un solo peso”, sintetizó.
El texto introduce al lector en un recorrido trashumante que va de la mano de los rituales tradicionales y de sus necesidades. Está preciosamente contado a partir del ingenio y del uso de vocablos nativos, que se cohesionan con la ambientación. En todo el andar, que se desenvuelve desde que Killa pare a su Q’utu durante el eclipse hasta la llegada la conquista invasora, la mixtura de la lengua andina con el uso actual de la lengua española propone una experiencia integradora que polemiza, enriquece y obliga al replanteo.
“Esta migración no fue la única ni tampoco la más traumática. Descubrí que hubo otras y entonces decidí complicarme la vida. Por eso serán tres: vendrán Migrantes II y Migrantes III, que todavía tengo que sentarme a escribir”, revela Aroca.
Un aspecto saliente de la obra es una especie de reescritura (o escritura crítica, revisionista) que su instinto inquieto señala con referencia a la Cultura Aguada. En su alocución, Aroca refiere que ha consultado con una serie de reconocidos arqueólogos acerca del origen de este pueblo y que éstos confirmaron su sospecha de que se trata de un pueblo de migrantes que nació a orillas del Lago Titicaca. “Ellos decidieron que debían migrar. Pero no fueron hacia el Norte sino hacia el Sur. E hicieron un recorrido de más de 2 mil kilómetros a través de todo el Noroeste Argentino y llegaron hasta el Valle Central de Catamarca”, define.
“La novela tiene amor, locura, muerte. Magia, ese volar… y tener un par de anclajes con la realidad para que todo esto sea creíble. Por eso -se excusa, ya que se trata de una novela- puse dos referencias: una noticia muy linda publicada por el diario Clarín y otra del diario El Ancasti de Catamarca, que dan cuenta de ciertos hechos que verdaderamente sucedieron y le dan verosimilitud a la ficción”.
En efecto, la obra viene equipada con ese “par de anclajes” a la realidad -constatables en las páginas-, un completo glosario, mapas, y un conjunto de figuras misceláneas recreadas sobre originales que ambientan las páginas y le dan armonía.
Un dato interesante extraído del prólogo que precede a la novela es la incorporación de un aporte técnico que contribuye a singularizarla en relación con la posición autoral: es el término de «artivismo decolonial» que utiliza la especialista en Letras Karina Tapia para definir el lugar en el que se la puede inscribir. Artivismo en el sentido de un activismo por el arte que se denota tanto en la letra punzante de la prosa como en la actitud crítica que caracteriza al autor en diversos aspectos de su trayectoria como gestor cultural. Lo decolonial, por cierto, se emparenta con la defensa del pueblo originario en oposición a la barbarie de la colonia que lo sometió.
Del presentador
“Celebro este libro. Es una ficción histórica con un gran aventón del mito. Atrás de esta novela amable y hermosa naufraga el pensamiento mágico ajeno a la lógica cartesiana. Cuando se muere un chamán en el plenilunio, está presente el jaguar ahí… Está escrito en un estilo muy fresco, el paisaje no es un telón de fondo, sino que juega permanentemente con el recorrido de los personajes. Ahí el autor camina con ellos”, apunta Enrique Traverso como para “dejar picando” la mirada profunda y consciente que abunda en los elementos literarios y no literarios que rodean a la obra.
“La novela convence, cautiva y conmueve”, agrega Traverso, cuyo punto de vista es muy valioso desde su vasta experiencia literaria. Visualiza que la obra “tiene una ventisca de realismo mágico” y alude a los momentos en que “el grupo (de personajes) va buscando dónde asentarse en el mundo, va dejando a grupos pequeños y siguen buscando”. Es entonces cuando “aparecen los sabores, hay conocimiento de la alfarería y de la metalurgia, cobran vida -como dice Karina (Tapia) en el prólogo- los observatorios astronómicos y usa el glosario de una manera sutil luego de haber recorrido las páginas”.
En el encendido de su explicación hace una muy coherente advertencia en voz alta: “Que tomen nota funcionarios y educadores porque (también) es interesante conocer la historia desde la ficción, miren ustedes” y cierra su participación expresando al autor-amigo: “Tengo la sensación de colmena al leer tus libros, para decir algo sesudo y no palabras tan charlatanas como las que acabo de decir”.
Secuencia
La velada se abrió con palabras del director de Cultura municipal Alejandro Farfán, quien agradeció al autor por confiar en los servicios del complejo, y siguió con un breve análisis de la presidenta de la Sociedad Argentina de Escritores Filial Catamarca, Hilda García. Luego de la presentación de la obra, los presentes aplaudieron la cálida interpretación de temas folclóricos -una gratísima novedad- de la cantante de jazz Laura Aroca, quien aprovechó con gracia la relación con su padre para distinguir a la noche con un sello a la vez descontracturado y dulce. En la canción de despedida, Laura invitó al consagrado artista Rafael Toledo -también amigo personal del “Negro” Aroca- logrando hacer con él un dueto de antología.
Finalmente, el cierre estuvo a cargo del actor Alejandro Andreux, quien amenizó el momento con la lectura de la “Coplita del migrante” -perla que ofrece la obra en uno de sus últimos trazos- y brindó maravillosas reflexiones que arrancaron sonrisas y aplausos.
“Celebro que las presentaciones de libro estén mutando a este tipo de espectáculos, como el que se brindó hoy”, apuntó la locutora anfitriona Mariana Ventrice al final de la velada, frente a un escenario ambientado con una apacheta, textiles rústicos y finos, un puco y una vasija de cerámica con alimentos e imágenes de fondo que pasaban en secuencia fotografías del propio Aroca en su recorrido vital por la geografía de Catamarca. En fin, un rico abalorio de aljófares para una noche a puro deleite. Con muchos tips para pensar y repensar. Tal como se merece la mejor cultura catamarcana.
Texto: Colaboración de Carlos Gallo
Fotografías: Ariel Pacheco
Agradecimientos
A su turno, Aroca agradeció al director Farfán y a la encargada del Complejo Cultural Vale Berrondo, a la presidenta de la SADE Catamarca Hilda Angélica García -quien además se encargó de la corrección de texto-, a la prologuista Karina Tapia, al presentador Enrique Traverso, a su hija Laura Aroca y a Rafael Toledo que actuaron en conjunto con los hermanos Matías y Manuel Giménez. El agradecimiento se hizo extensivo al señor Hugo Diamante, a Fernando y a Sole que colaboraron en la logística y a Rubén y Ariel Rivero, propietarios de la bodega que elabora el vino Dunas en Medanitos que ofrecieron una degustación en el foyer del complejo.
Código QR para una experiencia diferente
Un detalle muy singular que caracteriza a este libro es que, escaneando el código QR que trae impreso, se puede escuchar música mientras se disfruta de la lectura. No se trata de cualquier música, sino de aquellos acordes que inspiraron al autor: “Algo que me encantó es que, mientras escribía esta historia, escuchaba música. No sé por qué llegué a una agrupación que se llama Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas Tecnologías, de la Universidad Tres de Febrero que dirige el maestro Alejandro Iglesias Rossi. Hablé con él y le pedí autorización para usar su música en este libro, de tal manera que cuando empieza esta novela hay un código QR para que escaneen con un celular y la lean escuchando la música que a mí me transportó y me hizo volar”.