Un comité de investigación formado por el régimen sirio de Ahmed al-Sharaa informó este martes que durante los enfrentamientos armados del mes de marzo murieron 1.426 personas, ya sea en ataques dirigidos contra fuerzas de seguridad sirias o en las posteriores masacres de miembros de la comunidad alauita.
No obstante, el informe del régimen concluyó que los altos mandos militares no emitieron órdenes para llevar a cabo esos ataques, y el informe sostiene que fue por “motivos que se basaban principalmente en la venganza, no en la ideología”.
Los hechos ocurrieron en la zona costera del país y representan los actos de violencia más graves desde la caída del régimen de Bashar al-Assad a finales del año pasado. El trabajo del comité se considera una evaluación clave para las nuevas autoridades sirias, conformadas en gran medida por ex yihadistas rebeldes que lucharon contra Assad, y que ahora enfrentan nuevos focos de tensión con otras minorías en el suroeste del país.
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El informe asegura que los altos mandos no autorizaron los abusos, e incluso «ordenaron detenerlos«. Según indicó el presidente del comité, Jumaa Al-Anzi, se identificaron 298 sospechosos vinculados a crímenes contra alauitas y otros 265 relacionados con el ataque inicial a las fuerzas de seguridad.
Los nombres de los implicados no han sido revelados por el momento y serán juzgados por sus crímenes, explicó el vocero Yasser Farhan. Añadió que ya fueron arrestadas 31 personas acusadas de masacres contra civiles, junto con seis individuos señalados como “remanentes” del régimen anterior.
Por su parte, una investigación de la agencia Reuters, realizada el mes pasado, documentó la muerte de 1.479 alauitas y la desaparición de decenas más en 40 lugares diferentes donde se habrían producido asesinatos por venganza. El informe también identificó una cadena de mando que conectaría directamente a los agresores con figuras cercanas al nuevo gobierno sirio en Damasco.
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La masacre del mes de marzo
La escalada de violencia en marzo se desató el día 6 con ataques dirigidos a unidades de seguridad sirias desplegadas en la región. Como consecuencia, varios hospitales y otras instituciones públicas quedaron fuera de servicio, y extensas áreas pasaron a estar fuera del control estatal, indicó el vocero Yasser Farhan.
El comité determinó que 238 efectivos de seguridad perdieron la vida durante estos ataques, que fueron atribuidos a fuerzas aún vinculadas al régimen anterior de Assad, señaló Farhan. En reacción, aproximadamente 200.000 hombres armados se desplazaron desde distintas partes del país hacia la región costera.
Esto derivó en una serie de abusos que incluyeron asesinatos, saqueos y discursos de incitación sectaria. Según el comité, estos hechos fueron “generalizados, aunque no coordinados”, explicó Farhan.