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La tecnología que interfiere

Un informe de Argentinos por la Educación reveló con estadísticas precisas lo que el sentido común detecta: la gran mayoría de los estudiantes del nivel primario en la Argentina utiliza demasiado tiempo pantallas (sobre todo el celular), al mismo tiempo que disminuye el que le dedica a la práctica de la lectura o al aprendizaje de idiomas.

Los datos son extraídos de las Pruebas Aprender de los dos años anteriores y especifican que el 89% de los alumnos de 6° grado afirmó que utiliza redes sociales y el 87% mira series, películas o videos. A su vez, el 68% juega de manera digital y un 40% crea contenidos para plataformas virtuales. Al mismo tiempo, el 35% aprende idiomas y el 46% lee libros fuera del ámbito escolar, frente al 61% que lo hacía en 2018, lo que evidencia una drástica disminución en pocos años.

El tiempo excesivo que los adultos trabajan es visto por la infancia como un problema, pero también lo es el uso intensivo que hacen del celular. El tiempo excesivo que los adultos trabajan es visto por la infancia como un problema, pero también lo es el uso intensivo que hacen del celular.

El uso abusivo de pantallas puede provocar consecuencias nocivas que son conocidas: problemas de salud física por el sedentarismo, de visión, de salud mental, trastornos del sueño, dificultades en el desarrollo cognitivo y socioemocional, problemas de conducta, aislamiento social, entre otras.

Pero es preciso entender que la utilización excesiva del celular es un problema generalizado, que afecta también a los adultos y, a través de ellos, otra vez a los niños y niñas. Una experiencia realizada en Córdoba, organizada por la ONG «Si nos reímos, nos reímos todxs” y relatada en un artículo periodístico publicado por el diario La Voz, lo explica de un modo muy gráfico y concreto.

Chicos y chicas de un centro comunitario del barrio Las Flores de esa ciudad, consultados sobre qué regalos les gustaría recibir, mencionaron, entre otros, algunos no materiales. Por ejemplo, “más tiempo” con sus padres para poder jugar, o un trato más afectivo o cariñoso. El tiempo excesivo que los adultos trabajan es visto por la infancia como un problema, pero también lo es el uso intensivo que hacen del celular.

En la actividad con los niños en este sector de la capital cordobesa se pudieron extraer algunas conclusiones muy interesantes. Por ejemplo, la mayoría de los chicos confesó que les pondría reglas a sus padres para el uso del celular. «Cuando lleguen del trabajo, que dejen el celular y hablen con nosotros”, expresó un niño. Y una niña valoró que su abuela «no mira el celular cuando hablo».

También surgieron otros deseos de “regalos no materiales” que ponen de manifiesto un sentido de la empatía de los chicos que parece ir a contramano de lo que ocurre en el país en la actualidad. «Que tengan una casa», «comida suficiente», «un papá que los ayude a estudiar» y «que ningún niño sea maltratado» fueron algunos de estos “regalos” deseados por los pequeños que participaron de la experiencia promovida por la mencionada ONG.

Como puede observarse, la tecnología, que tiene múltiples usos útiles, también puede a veces interferir en los vínculos familiares, ya sea que la utilicen excesivamente los chicos o los adultos.

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