Carla Yáñez, fundadora de Caleido, abrió en Catamarca una librería pensada para la inclusión y la accesibilidad. Su experiencia como docente en una escuela primaria la llevó a notar que muchos niños no contaban con herramientas básicas para aprender y decidió crear un espacio diferente, con materiales que facilitan la vida cotidiana de personas con distintas necesidades.
“Esto surge hace un tiempo. Yo trabajé un buen tiempo en una escuela primaria y noté que los chicos por ahí no tenían ciertas herramientas, como que se les complicaba acceder a algunas cuestiones, leer, escribir”, relató Carla a INFORAMA. Esa experiencia la llevó a investigar sobre inclusión y accesibilidad y a pensar en la posibilidad de transformar la realidad con pequeños cambios: “Me pareció que podíamos generar un mundo un poquitito más inclusivo y accesible a través de herramientas que le posibiliten a los chicos acceder a lo que todo el mundo accede”.
Para la fundadora de Caleido, la accesibilidad va mucho más allá de lo que solemos imaginar: “Uno piensa en una rampa o en un menú en braille, pero en realidad tiene que ver con cuestiones muy simples y muy básicas”. Entre los ejemplos mencionó artículos adaptados para zurdos, lapiceras que evitan manchas y frustraciones, mordillos que ayudan a controlar la ansiedad, fidgets, útiles jumbo y regletas braille. “No es que nadie pueda, necesitamos las herramientas para poder”, explicó.
La apertura de la librería fue también un encuentro con realidades diversas. “Esto no es una juguetería común, porque la gente viene acá con una cuestión, con un problema que necesita solucionar. Entonces te cuentan toda la historia, y vos salís de tu burbuja. Es todo muy fuerte, porque nos cuentan muchísimas cosas”, confesó Carla. Ese contacto cercano con familias y profesionales convirtió a Caleido en un espacio de acompañamiento, donde el vínculo trasciende la compra.
Aunque la librería abrió hace pocos meses, ya mantiene contacto con instituciones y docentes. “Los profesionales se comunican con nosotros para pedirnos artículos específicos. Por ejemplo, hay gente que trabaja con personas con autismo y necesitan pictogramas especiales. También trabajamos con los chicos del profesorado de ciegos, que vienen y nos piden cuestiones muy específicas para poder aprender”, señaló. Además, junto a su pareja, Ale, participan en diferentes capacitaciones, la última fue sobre autismo y síndrome de Williams, esto les permite actualizar la propuesta permanentemente.
Uno de los momentos más gratificantes para Carla es cuando los clientes regresan para compartir su experiencia: “Después vienen y te dicen: esto me resultó, necesito más. O me cuentan que le sirvió a una amiga, o que los pictogramas no se rompen. Saber que eso llega y que le solucionaste la existencia a alguien, eso te llena completamente”.
Cuando se le pregunta por sus metas, Carla responde con empatía: “Nunca lo pensé en tema de llegar a algo. Para mí se trata de hacer un mundo un poquitito más accesible, un poquitito más inclusivo, que no sea todo tan cruel, tan duro. Un sueño es hacerle la vida más cómoda a alguien. Ya con eso estamos”.
Caleido funciona en el pasaje Obispo Piedrabuena 1145, en las diagonales de Catamarca, y también se puede encontrar en redes sociales como @i.caleido.
