Mantenerse activo físicamente se considera una de las claves para retrasar los efectos del envejecimiento, pero esta abuela lleva ese concepto a otro nivel. Con 92 años, Edna Giordano demuestra una vitalidad comparable a la de una persona de 50, y su fórmula combina ejercicios de fuerza, caminatas regulares, trabajo de movilidad y mantener una vida cotidianamente activa.
Ella es madre, abuela e incluso bisabuela, y se ha convertido en un ejemplo de que los años no son un impedimento para entrenar. «No pienso en mis 92 años, me siento como a los 50», afirmó durante una entrevista. Cabe destacar que comenzó su rutina de actividad física a los 65 años.
La rutina de ejercicios de Edna Giordano
Edna realiza cuatro sesiones de fuerza a la semana. En cada una de ellas trabaja diferentes grupos musculares con ejercicios variados: realiza sentadillas y zancadas para las piernas, press de hombros para la parte superior del cuerpo, curl de bíceps para los brazos, abdominales en banco para el torso, y planchas laterales y elevaciones de cadera para el core y los glúteos.
Estos entrenamientos los combina con caminatas diarias, ya sea en cinta o al aire libre, y busca integrar movimiento adicional en su día a día (como trabajar en el jardín o subir escaleras) para asegurarse de que su cuerpo esté siempre en acción.
Además, Edna incorpora ejercicios de movilidad y flexibilidad al principio y al final de sus sesiones, dando prioridad a movimientos que preserven la amplitud articular y reduzcan la rigidez. En su rutina incluye el puente de glúteos, la postura del niño (un estiramiento para espalda y caderas) y estiramientos para isquiotibiales y caderas.
También pone especial atención en que su vida diaria sea dinámica: la jardinería, pasear a su perro, optar por las escaleras en lugar del ascensor; todo está pensado para que el movimiento sea parte de su rutina habitual, no solo algo que sucede en el gimnasio.
Una alimentación que acompaña su actividad
Su enfoque alimenticio es equilibrado y funcional: da prioridad a proteínas magras como el pollo y el pescado, acompañadas de una buena cantidad de verduras y ensaladas, lo que le ayuda a mantener la masa muscular y a sustentar su alto nivel de actividad física.
Asimismo, incorpora suplementos como hierro y multivitamínicos para cubrir sus necesidades nutricionales, y se permite algún gusto ocasional como chocolate o helado, bajo la premisa de que «la comida es medicina» más que una restricción estricta.