miércoles, 21 de mayo de 2025 14:15
El Hospital Garrahan de Buenos Aires vivió hoy una movilización en defensa de su continuidad y calidad de atención, con una cadena humana que rodeó la institución en rechazo a la grave crisis que enfrenta. La iniciativa, organizada por la Asociación de Profesionales y Técnicos (APyT), buscó visibilizar la realidad del hospital pediátrico, que atraviesa una crisis presupuestaria y una ola de renuncias masivas.
Según informaron los trabajadores, ya son 200 los empleados de planta permanente que dejaron sus cargos por los salarios bajos, muchos perciben montos inferiores a los 7 mil pesos por hora en el caso de emergentólogos, y advierten que si no se aumentan los fondos y se detienen las renuncias, el hospital podría cerrar por goteo en un proceso irreversible.
La protesta, que comenzó al mediodía y afectó el funcionamiento del hospital en horas no urgentes, culminó con una concentración en la calle Combate de los Pozos. La organización afirmó que “el hospital está siendo destruido por una motosierra presupuestaria y un goteo de renuncias masivas”.
El comunicado de APyT señala que la situación es responsabilidad del gobierno nacional, liderado por Javier Milei, y del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, encabezado por Jorge Macri, ya que ambos gestionan en conjunto un 80% y un 20% del financiamiento, respectivamente. Desde esas administraciones, aseguran, “están cerrando esta institución tan prestigiosa a nivel nacional e internacional”, poniendo en riesgo un centro que se autofinancia parcialmente gracias a fondos de obras sociales y prepagas.
Norma Lezana, secretaria general del gremio, expresó la gravedad del caso: “Un médico emergentólogo cobra apenas 7 mil pesos por hora y la falta de recursos desmantela los equipos interdisciplinarios que hacen posible la atención de alta complejidad en el Garrahan”. La dirigente también criticó duramente las declaraciones del presidente Milei, quien en tono de burla afirmó que la crisis no es más que “obras de teatro con rubias voluptuosas”.
La movilización reivindicó el derecho a una salud pública de calidad para la infancia y exigió al Estado mayor inversión y garantías laborales para quienes trabajan en uno de los hospitales más reconocidos y esenciales del país.