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Catamarca es una de las provincias que más recursos recibe

miércoles, 25 de junio de 2025 01:54

Resulta inaceptable y constituye una inmensa exhibición de hipocresía que Raúl Jalil se suba hoy al tren del federalismo para reclamar fondos que siempre recibieron con creces. Catamarca es una de las provincias que más recursos coparticipables por habitante recibe en todo el país: el 2,7?% del total nacional, una cifra de enorme generosidad si se la compara con provincias con mucha mayor población. 

¿Qué hicieron con esa plata durante todos estos años? ¿Dónde están las obras estructurales, el empleo privado, el desarrollo productivo? 

Este doble discurso de llorar por recursos mientras dilapida lo recibido solo puede sostenerse con la complicidad de un aparato político prebendario acostumbrado a vivir del Estado, sin rendir cuentas.

Hoy se rasgan las vestiduras por los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), pero durante décadas callaron cuando esos fondos se usaban discrecionalmente para financiar campañas electorales del peronismo, comprar intendentes, sostener estructuras clientelares y evitar que se caigan gobiernos aliados. 

El gobernador Jalil no levantó la voz cuando participaba de la caja feliz del reparto discrecional y los fondos fluían para beneficiar amigos y castigar adversarios.

Y si hablamos de recursos, tampoco mencionan que en 2016 se aumentó un 15?% la masa coparticipable gracias a un fallo de la Corte Suprema y el acuerdo firmado durante el gobierno de Mauricio Macri. 

Es decir, reciben mucho más que hace una década. ¿Cómo es que alcanzaban los recursos cuando a valores constantes se percibía casi 20 mil millones de pesos en menos mensualtes hasta el año 2016? 

El relato del ahogo financiero es insostenible: los recursos están, lo que no está es la gestión, ni la transparencia, ni la honestidad. En el caso de Catamarca, la situación es aún más alarmante: gobiernan hace décadas, concentran el poder, y sin embargo los índices de pobreza, dependencia estatal y falta de oportunidades no han hecho más que agravarse. El llanto ante Nación no es más que una cortina de humo para tapar el fracaso de un modelo agotado, prebendario y corrupto, que usa el Estado como botín y la victimización como escudo.

La hipocresía de algunos gobernadores se completa cuando callan sobre lo que ellos mismos evitaron cumplir: los acuerdos fiscales que establecían la reducción progresiva del impuesto a los Ingresos Brutos, uno de los tributos más distorsivos y regresivos del país, que encarece el costo de vida, la producción y la inversión. Pero por presión de esos mismos gobernadores —entre ellos Raúl Jalil—, se incumplieron sistemáticamente esos compromisos. Hoy reclaman por fondos nacionales, pero no dicen una palabra sobre el dinero adicional que siguieron recaudando vía Ingresos Brutos, a costa del bolsillo de los consumidores y de las pymes. 

Exigen federalismo cuando les conviene, pero defienden con uñas y dientes los privilegios de sus propios aparatos recaudatorios. ¿Qué pasó con ese remanente multimillonario que debieron haber resignado en favor de la competitividad? Silencio absoluto.

                                                                                                                                                                                   Francisco Monti
                                                                                                                                                                                  Diputado nacional

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