También el 29 de septiembre la Iglesia conmemora al Beato Francisco de Paula Castelló y Aleu, un joven laico y mártir español del siglo XX. Nacido en Alicante, España, en 1917, su vida fue un ejemplo de fe, alegría y compromiso cristiano, que culminó en el martirio durante la persecución religiosa de la Guerra Civil Española.
Francisco era estudiante de arquitectura y miembro activo de la Acción Católica, una organización de laicos comprometidos con la vida de la Iglesia. Se destacó por su piedad, su pureza de vida y su apostolado juvenil, inspirando a muchos de sus compañeros con su testimonio alegre y coherente.
En el contexto de la persecución religiosa desatada en España durante la Guerra Civil, Francisco fue arrestado en Valencia en 1936 por el simple hecho de ser católico practicante y miembro de organizaciones cristianas. Fue sometido a interrogatorios y presiones para que renegara de su fe, pero se mantuvo firme y valiente.
El 29 de septiembre de 1936, con tan solo 19 años, fue fusilado. Antes de morir, perdonó a sus verdugos y exclamó «¡Viva Cristo Rey!». Su martirio es un testimonio de la persecución contra los católicos en España y de la valentía de tantos jóvenes que prefirieron la muerte antes que traicionar a Cristo. Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en 2001. Su figura inspira a los jóvenes de hoy a vivir con coherencia su fe.