La excarcelación de Edgardo Bulacio hijo, miembro del clan propietario de la financiera “RT Inversiones”, se suma a las ya definidas para los encausados de “Adhemar Capital” y anticipa la generalización de las liberaciones a tres años y medio de iniciadas las causas federales por las criptoestafas, iniciadas en abril y mayo de 2022.
El plazo de dos años para las preventivas se prorrogó, pero ninguno de los expedientes llegó todavía a la instancia del juicio. De tal modo, si bien los excarcelados continuarán ligados a los respectivos procesos, el único que quedará cumpliendo prisión efectiva será Edgar Adhemar Bacchiani, pero no por sus correrías catamarqueñas, sino debido a la condena de nueve años de prisión que le impuso la Justicia de Córdoba por los fraudes perpetrados en esa provincia, que se avino a confesar para un juicio abreviado. También excarcelado por el fuero federal, el “Trader God” no puede acceder a la libertad concedida a sus socios y émulos por culpa de los cordobeses.
Que se jorobe por marginal, nadie ha de prender siquiera una vela por él que, a diferencia de otros, carece de cuñas y amistades relevantes.
La Justicia mediterránea les ha hecho un gran favor a los federales catamarqueños. Los encartados por las criptoestafas superan la decena, pero Bacchiani es el paradigma, el Cositorto vernáculo. En términos políticos, resulta un alivio para la Justicia Federal no poder largarlo: ninguno de los otros supera su larga fama.
Sin embargo, mantenerlo bajo prisión efectiva no ha servido para encontrar un botín que parece haberse fragmentado entre pagos obtenidos bajo presión y “mejicaneadas”. A lo largo de los tres años y medio que llevan las pesquisas se produjeron varios acontecimientos sugestivos, comenzando por el asilo sanitario en La Rioja a fines de 2022, que duró más de un mes. Varios episodios, además, indican que los sospechosos beneficiados con prisiones domiciliarias tuvieron y tienen acceso a dispositivos informáticos para mover dinero en los enrevesados laberintos de las finanzas virtuales. Y el propio Bacchiani denunció maniobras de exallegados que lo despojaron de bienes con los que supuestamente podría haber afrontado las deudas que le reclaman.
A tres años y medio de iniciadas las causas federales por las criptoestafas, los encartados empiezan a quedar libres. A tres años y medio de iniciadas las causas federales por las criptoestafas, los encartados empiezan a quedar libres.
Como corolario de los cerrojos en torno al criptobotín, el Jury contra el fiscal Hugo Costilla por supuesto incumplimiento de sus deberes en la “Causa Wika”, vinculada a la saga de “Adhemar Capital”, está a punto de caerse.
Se reanudará entonces otro proceso político contra el mismo fiscal, por las “absoluciones pagas” que sobreseyeron sin juicio los acusados por el violento asalto de Parque América, vinculado con las tropelías de la “RT Inversiones” de los Bulacio: el asaltado fue Matías Rolón Reynoso, ex ejecutivo de la firma, que cumplía prisión domiciliaria. La investigación sobre las “absoluciones pagas” determinó que Rolón Reynoso manipulaba cuentas virtuales a través de celulares y computadoras.
Las criptoestafas se investigan divididas en varios expedientes judiciales, pero conformaron un único fenómeno de depredación. Numerosos indicios marcan que la crisis de la financiera de Bacchiani, la más famosa de las criptotapaderas y la primera en caer, se precipitó a partir de una estampida de sus depósitos hacia RT Inversiones que le redujo abruptamente los fondos para cumplir con los pagos acordados. En la causa “RT Inversiones”, además, hay elementos que indican que la empresa disponía de casi 60 millones de dólares para responder a sus acreedores cuando se desplomó.
Las excarcelaciones por vencimiento de las preventivas no implican sobreseimientos. La Justicia Federal todavía tiene margen para seguir con las pesquisas y llegar los juicios, aunque ya sin la presión de tener a los imputados presos.
Solo queda uno con prisión efectiva, por estafas confesas en Córdoba. El más emblemático, el que más enconos concentra, el preso más conveniente.
Singular destino el de Bacchiani: desde el penal de Miraflores, se alza como símbolo de la impunidad de sus cómplices e imitadores.