En una campaña saturada de ingredientes escandalosos suministrados por La Libertad Avanza desde el área metropolitana, lo del intendente de Recreo Luis “Lula” Polti, intendente de Recreo y candidato a senador de “Fuerza Patria” en el departamento La Paz, se destaca como meritorio éxito de taquilla.
A fuerza de berrinches y amenazas de ruptura, el lord mayor consiguió arrebatarle la oportunidad de la reelección al senador Pío Carletta, amo y señor de Icaño, el otro condado lapaceño. Reclamó unos derechos políticos consuetudinarios según los cuales los senadores de La Paz deben alternarse entre Recreo e Icaño. El icañense Carletta ya cumplió su ciclo, argumentó, y ahora le toca a él, al parecer agotado de las arduas labores de jefe comunal y con ganas de jubilarse. No se sabe si por razones jurídicas o simple hartazgo, los armadores oficialistas le dieron el gusto.
Pero “Lula” es un sujeto difícil de satisfacer. No conforme con la candidatura, pretendía también un lugar protagónico en la marquesina peronista. Con tal objetivo, en un contexto plagado de competidores avezados en la comisión de disparates, eligió asumir el rol de justiciero tipo Robin Hood o El Zorro. «Si vienen y dicen ‘Polti roba’, deciles: ‘roba, pero trae para el pueblo, inútil; vos fuiste un inútil'», disparó en un acto proselitista.
«Lula» Polti se postuló en un acto de campaña como un especie de Robin Hood o Zorro lapaceño. «Lula» Polti se postuló en un acto de campaña como un especie de Robin Hood o Zorro lapaceño.
Ya que Milei hizo un recital en el Movistar Arena, por un lado, y los “jingles” contra el libertario como “Alta Coimera” tienen tanto éxito, el candidato a senador instruyó a sus equipos para confeccionar un tema apropiado: “En su corcel cuando sale Carletta, aparece el bravo Polti…”. No pueden todavía resolver la parte de “marcando la L del Lula”.
Ya supo exhibir unas veleidades de paladín de la justicia durante enfrentamientos que mantuvo con el gremio de los municipales en 2021. Indignado por el ausentismo, emprendió una campaña para purgar el municipio de “vagos y drogadictos”.
“A mí el pueblo me dio un mandato y nadie me lo quitará. El 10 de diciembre me iré por la puerta del frente. Nadie me dirá que llevé algo. Les voy a dejar un departamento en marcha, que produzca, no que sea un municipio de vagos y drogadictos; voy a dejar lo que realmente necesitan los recreínos”, descerrajó en la apertura de sesiones del Concejo Deliberante, podrido de la bulla que metía con bombos y cornetas una manifestación de ATE que reclamaba por la reincorporación de los cesanteados en los albores de su mandato.
Nunca se tuvieron noticias sobre los resultados de tan alta empresa, resultado sin dudas de la transformación espiritual que experimentó cuando lo pillaron de gran pesca en el dique de Escaba con un grupo de amigos mientras sometía a los recreínos a implacable confinamiento por la pandemia. Días más tarde, durante un acto, pidió disculpas por el desliz entre lágrimas, en una actuación de calidad muy superior a la desplegada hace poco por el infortunado José Luis Espert.
Menos ponderables que su cruzada moralizadora fueron las agresiones que un año antes, en el inicio de las restricciones por el COVID, había perpetrado contra una enfermera que osó solicitarle barbijos para cumplir con sus funciones sanitarias en el puesto de la Ruta 157. Se enfureció tanto con la atrevida que en pocos minutos pasó de sancionarla con un apercibimiento a la suspenderla por tres días y dejarla en disponibilidad.
En esta última y resonante incursión por los titulares no alcanzó a aclarar a quién le roba para darle al pueblo. Podría suponerse que el epíteto de “inútil” estaba dirigido a su archienemigo Carletta, pero convendría que sea más específico. Con tanto inútil dando vuelta, no hay que dejar margen para las confusiones.