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Se celebró el Día Internacional de la Dislexia

Cada 8 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Dislexia, una fecha para reflexionar y generar conciencia sobre esta condición que influye en la forma en que muchas personas aprenden a leer, escribir y comprender los textos. En este marco se llevaron adelante actividades en la plaza 25 de Mayo de la Capital con ese objetivo.

Marina Tula, delegada de Disfam (Dislexia y Familia) Argentina y mamá de Augusto, un niño disléxico, dialogó con EL ANCASTI y consideró que debe ser un día de festejo. “Ser disléxico no es fácil pero tienen ventajas muy lindas. Son personas creativas, son personas que tienen una visión de la realidad o del mundo mucho más amplias que nosotros. Es un cerebro bastante poderoso el del disléxico, por eso es importante que sepamos qué es la dislexia y cómo tratarla para no minar esta capacidad que ellos tienen”, comentó.

Además, hizo referencia a las diferentes complicaciones con las que los niños y niñas con esta condición se enfrentan en su trayecto escolar porque “el sistema educativo está obsoleto, es viejo y no se adecua a las personas que aprenden de una forma diferente, porque la dislexia es solamente eso, aprender de una forma diferente”.

En este sentido, hizo hincapié en que esta falta de adecuación del sistema educativo y, en algunos casos la falta de empatía y capacitación de los docentes, significa un retroceso una vez que los padres logran identificar que su hijo o hija tiene esta condición, que muchas veces se confunde con rebeldías, faltas de motivación, etcétera.

“Antes del diagnóstico se padece, es una tortura porque uno no sabe lo que pasa, uno cree que el chico lo hace a propósito, que no quiere hacer la tarea, que no aprende a leer, que es vago, que lo hace porque no quiere. Una vez que llega el diagnóstico hay un relax, hay un entendimiento, uno puede saber que él (por su hijo) sólo tiene otra forma de aprender, nada más. Pero llegamos a la escuela donde las adecuaciones no llegan o son mínimas”, agregó.

Estas adecuaciones, según explicó, están relacionadas con los tiempos que se les brinda a los alumnos con esta condición para poder realizar las consignas solicitadas, con el uso de las tecnologías, priorizar la oralidad por sobre la escritura, entre otras. “A veces esas adecuaciones no se las aplican, y cuando no se las aplican seguimos sufriendo”, dijo.

Por su parte, Augusto, que asiste al quinto grado del Colegio Quintana, recordó que solamente una maestra lo ayudó, por ejemplo, esperándolo con sus tiempos. «La única maestra fue la ‘seño’ de Matemáticas, que me daba las fotocopias», recordó.

En contrapartida, otra docente le exige la escritura, lo que provoca que el niño genere sus propias adecuaciones para poder cumplir con las consignas. «De un texto muy largo saco las mejores partes y de ahí resuelvo la actividad y ya no tengo que leer mucho», agregó el pequeño.

Consultada acerca de los síntomas o señales que puedan indicar que un niño tiene esta condición, Marina Tula explicó que estos están relacionados con las actividades vinculadas a la escuela, es decir falta de motivación para asistir a clases y realizar las tareas, dificultades para leer, etcétera. “Ante estos síntomas es importante acercarse a un profesional, a un psicopedagogo que pueda diagnosticar y hacer pruebas, porque una vez que está el diagnóstico es mucho más fácil poder tener no solamente el tratamiento para la persona disléxica, sino mejorar la relación entre madre e hijos porque se rompe, porque uno cree que es a propósito, que es vago y entonces reniega, él reniega y se convierte en una pelea constante”, manifestó. n

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