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René Chaile, el pastor de ovejas que cruzó el océano para cumplir su sueño deportivo

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De Catamarca al Mundial de Atletismo

Entre el trabajo rural y los entrenamientos, logró representar a la Argentina en una competencia internacional, tras una historia marcada por el esfuerzo y la autogestión.

Rodeo Gerván, un pueblito del departamento de Belén, fue testigo del regreso silencioso de René Chaile después de su participación en el Mundial de atletismo en España. Allí, entre montañas, ovejas y cabras, el joven de 19 años retomó su labor diaria como pastor, consciente de que cumplió un sueño.

Desde niño, René combinó la vida rural con el deporte: caminar una o dos horas para ir a clases, subir entre cerros guiando animales, eran parte de su rutina. En la escuela primaria, un profesor de educación física descubrió su potencial en el “running” y lo motivó a entrenar. Las vicisitudes de la vida no le permitieron terminar el secundario, pero nunca abandonó su pasión por el atletismo y, en particular, por el Trail Run, una disciplina que combina la alta montaña y los terrenos sinuosos.

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El camino hasta el Mundial no fue fácil. Debió reunir fondos mediante rifas, pedir apoyo institucional y encarar viajes con múltiples escalas para economizar. Uno de los obstáculos más críticos ocurrió en Brasil: su pasaporte tenía manchas que, según los controles migratorios, lo inhabilitaban para seguir el viaje. René perdió el vuelo, durmió en el aeropuerto y casi queda sin competir.

Su entrenadora, Eliana Aybar, fue clave. “La llamé y le dije que me quedaba sin mundial, pero ella me respondió que, o con ayuda del gobierno, o con dinero de su bolsillo, yo iba a viajar”, afirmó René, que no puede dejar de agradecer ese gesto.

Ese, y el de todas las demás personas que lo ayudaron, porque mientras volvía a Buenos Aires a hacer el reclamo en Migraciones y el Renaper junto a sus tíos, el intendente de Villa Vil, Ramón Gutiérrez, junto a la secretaría de Deportes de Catamarca, ya le daban el apoyo necesario para volver a viajar. En cuestión de horas, su sueño volvía a estar al alcance de la mano.

En la competencia, enfrentó rutas exigentes: senderos con fuertes pendientes, terrenos irregulares y adversarios de más de 40 países. Fue uno de los tres atletas argentinos en la categoría juvenil (U20). “Aprendí que, con el tiempo, esos sueños se hacen realidad”, dijo René al bajar del avión.

Aunque su ciudad natal cuenta con menos de 30 familias, allí encontró el abrazo y la pertenencia que acompaña sus pasos.

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