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El Mono de Kapanga, tras un infarto en escena, siete stents y reposo, está listo para festejar los 30 años de la exitosa banda

Treinta años atrás, en 1995, se formó Kapanga, el personal grupo que nació en Quilmes y desde su inicio fue capaz de sumar ritmos de ska y cuarteto con igual efectividad y contundencia que el rock y el pop. Hoy tienen una gran cantidad de éxitos, como El mono relojero, Me mata, El universal y Bailarín asesino, a tal punto que se los puede considerar una banda «clasíca»,

Martín Fabio, más conocido como el Mono de Kapanga, es el cantante desde los comienzos, y a fines de septiembre del año pasado informó a sus fans que había tenido un infarto durante su actuación en el festival Vivamos Música, en el ex-Parque Roca.

El Mono de Kapanga, ya recuperado de su problema de salud y nuevamente en los escenarios con Kapanga. Foto Maxi Failla

De inmediato pasó de una ambulancia a un sanatorio donde le hicieron una angioplastía y le colocaron cinco stents. Una semana después, aún internado, le pusieron dos más.

Durante octubre, noviembre y parte de diciembre dejó de actuar y siguió todas las recomendaciones médicas, desde comer sano hasta dejar de fumar. Volvió a cantar en un show en Mendoza y el 20 de diciembre estuvieron en el Teatro Coliseo, en una noche cargada de emoción, marcada por la euforia y el amor de los fans.

Desde entonces Kapanga volvió a la actividad. El 28 de febrero van a tocar en la Bizarren Music Party en GEBA, y el 13 de abril en el festival Quilmes Rock. Y ya están preparando un festejo especial para celebrar sus 30 años de carrera.

El peor infarto de su vida

En una charla con Clarín en un bar de San Telmo, el Mono dijo: «No tuvo ningún dolor previo, salvo un poco en el pecho el día anterior. Lo dejé pasar y además estaba en Trelew. ¡Si hubiera sabido que era un infarto no subía a cantar!».

El grupo Kapanga en pleno. Van a tocar el 28 de febrero en GEBA y el 13 de abril en el festival Quilmes Rock.. Foto de prensa

-¿Cómo sigue tu recuperación?

-Estoy comiendo muchísimo más sano a comparación de lo que comía antes. Nada de fritos ni grasas. También dejé de fumar porque quiero priorizar la salud. Y todos los días camino en una cinta que tengo en mi casa, o salgo a caminar afuera.

Nunca pensé que me iba a agarrar un infarto. Casi me muero, pero -bueno- te puede pasar y es para dar vuelta la página. Te preguntás cuántos años comiste mal y ves que son 30. Tengo 57. Si hoy me dan 20 años más, firmo ahí mismo.

-Mick Jagger y Paul McCartney levantaron la vara y siguen cantando a los 81-82 años.

-¡Ellos tienen una prepaga mejor que la mía! (risas). También está el ejemplo de La Mona Jiménez, ¡ni hablar! Me parece que ninguno puede dejar de cantar. Vivimos la vida rodeados de música, desde que nacemos hasta que morimos. Es de las cosas que nos acompañan durante toda la vida.

-Con tantos años juntos, en la banda compartieron separaciones, novias nuevas y hasta problemas de salud.

-Hace casi veinte años se fue Balde, el bajista, por un problema de salud. Y Maikel, el guitarrista, tiene desde el 2023 un tratamiento largo por una enfermedad muy delicada y está muy bien, peleándola.

Una banda clásica

Todas las biografías de Kapanga dicen que arrancaron en 1995, o sea que sí, efectivamente, están cumpliendo 30 años de historia. Sin embargo el Mono aclara que ya venían tocando desde 1989 bajo el nombre Kapanga y Los Yacarés.

Kapanga y su formación clásica. Este año cumplen 30 años de carrera. Foto de prensa

«Es correcto decir que arrancamos en el ’95 -dice- porque fue el momento donde lo tomamos de una forma más profesional, y no solo la idea de no tener que ir a buscar trabajo en serio. Esa prehistoria no la contamos, porque era más diversión y pasatiempo. No teníamos muchas aspiraciones».

-¿Por qué cambiaron de nombre?

-Cuando firmamos nuestro primer contrato discográfico nos dijeron que el nombre «Kapanga» ya estaba registrado. Hablamos con la compañía y sugirieron cambiar de nombre, “total o los conoce nadie”. ¡Pero nosotros llevábamos tres años tocando y yo me sentí identificado con el apellido! Me enojé mucho.

-Pero lo solucionaron.

-Sí. El presidente de la EMI era Alejandro Varela, que hoy es un gran amigo, pero queda la anécdota. Me acuerdo que primero se nos ocurrió probar el nombre K.A.P.A.N.G.A., con puntitos al estilo del grupo A.N.I.M.A.L., pero no funcionó cuando fuimos al registro de marcas. ¡Hasta probamos poner una K y una flaquita de pan, pero tampoco iba.

Al final terminé dando con el que había registrado el nombre, que era de una banda que había tocado con nosotros en Quilmes, y le tuve que pagar 8000 dólares, que era un montón, Mi alquiler salía 350 pesos, por ejemplo.

-Bueno, duraron 30 años ya, así que lo amortizaste. (risas)

-Sí. Fue una buena salida. La mía fue una buena inversión.

El Mono de Kapanga, con un mayor cuidado de su salud y sin dejar de cantar en vivo. Foto Maxi Failla

-¿Sentís que hubo un momento donde dejaron de estar peleando por su lugar y se convirtieron en un grupo clásico?

-Quizás a los 25 años. Una vez que llegan las bodas de plata te ponés a pensar en bandas que tienen 25 años, y no son tantas.

-Al ser un grupo clásico es que pueden tocar en todo tipo de festivales o ahora incluso en la Fiesta Bizarren. Nunca desentonan.

-Sí, y estuvimos el fin de semana pasado en Catamarca en el festival Belén Rock con Horcas. Nos sentirnos cómodos con todos. Siempre tratamos de romper barreras y prejuicios. Y el rock argentino fue prejuicioso durante todos los primeros años. El quiebre entre el rock y la música popular o la cumbia o lo tropical es un poco precursor de todo eso.

-En la Bizarren van a tener a Silvio Soldán como presentador.

-¡No sabía! Me acuerdo que fuimos a Domingos para la juventud en el ‘98 y fue la primera de solo cuatro veces en que hicimos playback.

-¿Fuiste con el colegio antes?

-Sí. Yo fui a participar, de hecho dos veces. Y a Soldán lo vi una vez cuando estuve en MasterChef y fue de invitado.

El Mono de Kapanga durante su participación en «Masterchef». Foto de prensa

-¿Cómo fue esa experiencia en Telefe?

-Fue un antes y un después. Es algo muy fuerte lo que ocurre. Yo era un cantante conocido de una banda popular, pero ir a un programa así es como desbloquear otro nivel en un juego. Te hace traspasar ese umbral donde solamente te conoce la gente que va a ver al grupo.

Ser cocinero fue un personaje bastante simpático para la gente, y en el momento que pasó fue una buena salida laboral. Me acuerdo que al primer año no quiso ir ningún músico salvo yo. Después fueron Juanse y Joaquín Levinton.

-Te echaron enseguida pero volviste en un repechaje y fuiste semifinalista.

-Sabía de lo que iba a pasar cuando me echaron. Y cuando volví gané sin ponerme a llorar si salía mal una comida, como otros participantes.

Los detalles del festejo

Hace mucho que Kapanga no saca un disco nuevo. Más precisamente desde Motormúsica, en 2017. El Mono se ríe y dice:»¡Queremos batir el récord de los Divididos, que tardaron 18 años después de Amapola del 66!».

El Mono de Kapanga en el Cosquín Rock 2011. Foto: Daniel y Marcelo Cáceres

Luego cuenta que, «En realidad empezamos a grabar antes de la pandemia y cuando sacamos el primer single se cerró todo y cambió la forma de escuchar música. Apareció una movida nueva, un estilo nuevo, una música nueva. Entonces tiramos freno de mano».

Dice que pronto -tal vez marzo- van a lanzar un tema como anticipo de un álbum de reversiones.

-A lo largo de su carrera vieron los cambios en la industria discografica.

-Sí. Antes componíamos y grabábamos en tres meses, había cuatro temas de difusión y enseguida había que volver a grabar otro álbum. Los tres primeros discos fueron con EMI y salieron en 1998, 1999 y 2000. ¡Nos hicieron firmar un contrato por cinco años! Si a un chico de hoy le ofrecen eso, seguro que les pega.

Después vino la debacle, en 2001, cuando EMI nos devolvió el contrato y empezamos a grabar de forma independiente. Sacamos discos con Pop Art y hasta probamos hacer todo nosotros, a ver si lo podíamos hacer. De todo se aprende, pero fue un error y nos dimos cuenta que era otro laburo más. Ahora estamos en una nueva etapa con Pop Art por los 30 años de trabajo, y ya estamos grabando canciones y versiones con colegas y amigos.

-La Beriso dijo que no quiere grabar más temas nuevos porque siempre les piden solo hits. -Hay que esperar que pase la ola y que queden los que tienen que quedar. Los melones se acomodan dentro del camión. Buscamos hacer algún cruce, pero se pinchó. También se está jugando mucho con la nostalgia actualmente. Tenemos canas y pelo blanco y no sabemos cómo entrar en la nueva movida o cómo hacernos amigos. No concibo ir a ver una banda y que no haya cuatro viejos tocando. Desconfío si voy a un show y no hay una batería.

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