Huracanes como el Milton -que llegó a alcanzar dos veces categoría 5 antes de tocar tierra en Florida con categoría 3- tienen un vínculo estrecho con el cambio climático, según explicó en diálogo con Clarín el meteorólogo y licenciado en medio ambiente Marcelo Madelón.
Esa anomalía, que produce el calentamiento global, tendrá también un correlato el próximo verano en Argentina, con temperaturas que serán más altas de lo habitual. Sin embargo, un fenómeno particular actuará como defensa para, probablemente, evitar sufrir otra forma climática violenta, como son las tormentas severas y tornados que azotaron a la Ciudad y a la provincia de Buenos Aires el verano pasado.
Como se sabe, ni Argentina ni Sudamérica son área de huracanes. Sí, en cambio, han sido cada vez más frecuente que se desencadenen tormentas extremas y tornados. No obstante, la próxima temporada de verano en el país parece indicar que se diferenciará de la anterior.
Madelón explicó a Clarín que “a fenómenos como el huracán Milton se los asocia con el cambio climático porque se forman en aguas calientes, fuera de la zona ecuatorial. Es decir, alejados unos diez grados de latitud del Ecuador, ya que en la zona ecuatorial los vientos no pueden girar”.
¿Y qué tiene que pasar en el mar para que se forme un huracán? “El agua tiene que tener por lo menos 27 grados de temperatura, porque ese mar caliente le da mucho vapor a la atmósfera y forma tormentas graves. Si no existe esa cantidad de energía, no se puede formar un huracán”, agregó el experto.
Una mujer sostiene un paraguas mientras llega a un refugio para protegerse del huracán Milton, en Lakeland. Foto: Reuters¿Y por qué se relaciona a estos huracanes con el calentamiento global? “Porque en esta oportunidad el mar subió a 29,5 grados. Y hablo de altamar, no de las costas, donde suele estar más calentita el agua por la baja profundidad. Esa temperatura vendría a ser un grado más de lo normal para esta época del año”, alertó Madelón.
Por ese motivo -la temperatura del mar- es que en la geografía sur los tornados casi no tienen chance de existir. Madelón recordó el único huracán registrado en Brasil, el Catarina, hace exactamente 20 años frente a las costas de -por eso su nombre- el estado de Santa Catarina. “Fue una gran excepción”, recordó.
¿Pero qué pasa con el cambio climático en relación a los tornados en tierras locales? “Seguramente hace que los tornados sean más virulentos. Pero para tener tormentas severas tenemos que tener humedad. Y este año la tendencia no nos está diciendo que vayamos a tener más humedad. Sí más calor, pero sin humedad no hay tormentas severas. Y sin tormentas severas no hay tornados”, sumó Madelón.
¿Si sigue el calentamiento global, podrían empezar a producirse huracanes en el hemisferio sur? “En las condiciones actuales eso no podría ocurrir, pero si continúa la tendencia del calentamiento podríamos observar huracanes con mayor periodicidad en la zona del centro y norte de Brasil. En Argentina sería casi imposible, porque en pleno verano la temperatura del agua en las playas de costa atlántica es de 18 grados”, finalizó.
La diferencia entre huracán y tornado
El Servicio Meteorológico Nacional salió a aclarar en las últimas horas que “huracanes y tornados son dos fenómenos que suelen confundirse quizás porque los dos están sujetos a fuertes vientos y movimientos giratorios. Sin embargo, son muy distintos entre sí”.
Un hombre graba la tormenta del huracán Milton al tocar tierra, en Sarasota. Foto: ReutersEn un video didáctico, explicaron que “los huracanes, también llamados tifones o ciclones tropicales, están formados por varias tormentas organizadas alrededor de un centro de baja presión”.
La alta temperatura del mar en la zona cercana al Ecuador “funciona como combustible para los huracanes, razón por la cual cuando tocan tierra empiezan a debilitarse y se disipan”, agregaron.
Los tornados, en cambio, “ocurren en latitudes medias, en donde las masas de aire cálido y frío interactúan constantemente. Esto favorece la formación de tormentas severas, como las superceldas, que se caracterizan por columnas de aire que rotan y ascienden”.
Otra diferencia importante es el tamaño: “Los huracanes pueden llegar a tener un diámetro de hasta cientos de kilómetros, con una zona central de muy baja presión conocida como ‘el ojo’, que puede alcanzar un ancho de hasta 50 kilómetros”. En cambio, los tornados -afirman- “son fenómenos extremos pero de menor tamaño, desde unos pocos metros hasta algunos kilómetros”.
La formación de un huracán suele durar varios días, por lo que es más fácil seguir la evolución a través de una imagen satelital. Los tornados, en cambio, pueden nacer, desarrollarse y morir en minutos, y desde el satélite no se pueden observar. La prueba de su existencia depende básicamente de la experiencia en vivo y en directo y del ojo humano.
La última distinción entre huracán y tornado es la velocidad del viento, “con un rango de 120 a 250 kilómetros por hora para los huracanes, mientras que en los tornados pueden superar los 300. Varias provincias argentinas forman parte del llamado ‘anillo de los tornados’”, donde se produce el choque de diferentes masas de aire.
PS